Cuando releo el relato de los 40 días en el desierto que Jesús vivió, hay varias escenas que recreo en mi mente y partiendo de la naturaleza humana que compartía con nosotros me preguntó ¿Cómo logró soportar ser tentado de tantas maneras y aun así decir "NO"? Y me lo pregunto como indagándole a Dios, porque sólo Él sabe lo mucho que me cuesta utilizar esa palabra para negarme a situaciones, sentimientos o momentos que me generan placer o una sensación de bienestar, pero que atentan contra lo que Dios está esperando de mi. "NO" esa debería ser una palabra para usar en muchos momentos, pero por algún motivo -creo -las personas tememos decir que no y entonces aunque no queramos que ciertas cosas o situaciones ocurran, cedemos ante una sensación de temor e impotencia que nos impide decir "NO".
Este parece ser mi caso. En estos días de reflexión que he tenido caminando por este desierto, he meditado mucho sobre las veces que por no saber decir "no" terminé involucrada en situaciones, sentimientos, relaciones o momentos que a la larga me hicieron daño, me lastimaron, que lastimaron a alguien o que me hicieron sentir indigna de ser amada. Me arrepiento, me duele profundamente haber sido participe de esos sucesos que a la larga solo desembocaron en mi dolor y un martirio que por años padecí al sentirme encerrada entre mis recuerdos, el presente que estaba viviendo y la idea de futuro que quería pero que ya no tendría por todos los errores de mi pasado. Pero es que cuesta tanto decirle que "no" a algo cuando te hace sentir tan bien, cuando te gusta tanto.
San Pablo en su carta a los Romanos decía que para el ser humano es difícil dejar de pecar, pues nadie pecaría si no supiera que es pecado, porque no se le daría poder al pecado para que pueda pasar. Algo confuso ¿no? pero yo lo interpreto de está manera: Si comer helado me hace daño, pero yo no conozco el helado, no voy a estar tan abierta a comerme un helado aunque me haga daño. Si yo desconozco lo que me hace mal, pues simplemente no voy a tener la tendencia natural de "experimentar" con ese algo que me hace mal. En mi caso, es complicado no pecar, porque en mi mente ya sé que es el pecado (lo que me hace daño) y hay una tendencia innata que me lleva a querer experimentar eso. Es como una lucha constante entre lo que quiero y lo que debería, pero si sumado a esta lucha interna está mi incapacidad de decirle que "no" a eso que puede que quiera pero que me va a hacer daño, es inevitable recaer una y otra vez en el pecado.
Si ya sé que para mi caer en eso es fácil, la pregunta no sería ¿por qué lo hago? -creo que eso ya lo respondí - la pregunta sería ¿cómo logro dejar de hacerlo? y es este el punto de mi reflexión que más confrontada me tiene, porque todo lo que se necesita esta encerrado en una palabra pequeñita: se necesita FE. Dos letras, son todo lo que se necesita para ganar la batalla contra mi naturaleza "malvada" esa que me aleja de Dios. Quiero aclarar que en ningún momento estoy condenando al ser humano, por Dios!! yo soy humana!! y como humana hay pecados y flaquezas que me han alejado de Dios y en muchas ocasiones no sólo de Él sino de las personas que amo y de mi misma. Pero lo que quiero es darme un automédicamento que me permita mantenerme en este camino, en esto que creo; lo que busco es profundizar un poco más en la necesidad imperiosa que tengo de no juzgarme tan duramente, de permitirme seguir creciendo, aprendiendo, viviendo y con la Gracia de Dios vivir un poco más cerquita de Él.
Decirle que "no" a algo que te genera placer, que disfrutas, que te gusta, sólo por seguir un estilo de vida que no va muy de acuerdo con el estilo de vida que lleva un gran porcentaje del planeta, pareciera ser algo estúpido, pero cuando crees que cualquier cosa que hagas tiene una trascendencia que va más allá de lo que estas viviendo en el momento, entonces empiezas a cuestionarte sobre lo efímero y pasajero de los placeres "mundanos". Lo que creo que resulta necesario recordar en medio de este proceso, es que si fallas no puedes latigarte eternamente por los errores que has cometido, debes ser capaz de perdonarte y pedir el perdón de Dios, después continuar tu camino intentando en todo momento armarte de Espíritu Santo y oración para perseverar y no vivir pecando. No por haber fallado eres menos digno de seguirlo intentando, nadie está vencido mientras haya vida hay esperanza y si hay esperanza, pues deben haber ganas de seguir, de ser mejores, de aprender, de cambiar, de vivir bien.
Yo soy extremadamente auto crítica en esto y me exijo demasiado, pero eso también hace que cuando fallo sienta que no puedo volverme a levantar y a seguirlo intentando. Los errores que cometiste en tu pasado no definen lo que eres, te define la forma en la que hiciste frente a esos errores y seguiste. Creo que ante cualquier inquietud es sano orar, buscar ayuda, preguntar para tener una respuesta más clara, una respuesta sincera que te permita decidir que debes hacer. Pero insisto en que si haciendo algo sientes un peso en tu corazón, es porque de repente no estas haciendo lo que es correcto pues las buenas decisiones siempre traen paz al corazón, si te sientes inquieto es porque quizá no estas tomando el camino correcto, si es asi entonces detente un momento, reflexiona sobre tus sentimientos, piensa como debes actuar cobre eso e inténtalo de nuevo. La vida se construye a partir de la experiencias y algunas veces hay que tener experiencias duras, difíciles o complejas para poder aprender algo y construir base sólidas y firmes para el resto de tu vida.
No hay que temerle a mirarse con lupa y reconocer cuales son las fallas que hemos cometido, todo proceso de liberación y sanación empieza cuando somos honestos con nosotros mismos y si bien es cierto no siempre encontraremos cosas buenas en nuestras vidas, es indispensable ser sinceros, honestos y aceptar que hay cosas, personas, sentimientos, situaciones o momentos que definitivamente no nos hacen bien y deben salir. Si hay que aclarar las cosas con alguien, habla con esa persona, se franco, directo, honesto y caritativo, ten presente siempre que cada cosa que hagas en pro de tu relación con Dios será bendecida y que aunque hoy duela, el dolor ayuda a crecer y fortalece el alma. NO temas!!! cáete, pero ponte de pie; no te rindas, no renuncies a la posibilidad de vivir tranquilo, de estar en calma, de vivir en paz. En el Evangelio de Mateo Jesús nos dice: "Si tu ojo derecho es ocasión de pecado para ti, arráncatelo y arrójalo lejos de ti..." Si algo te hace mal, aunque duela déjalo ir, suéltalo, bótalo, piérdelo, pero no permitas que algo te haga sentirte mal contigo mismo o con Dios.
Creo que sobre el pecado se puede reflexionar mucho, pero yo por lo pronto concluyo esta reflexión repitiéndome que por mucho que se falle siempre está la oportunidad de seguirlo intentando y que si se tiene buena voluntad de no fallar más, Dios fortalece la flaqueza del hombre a quien tanto ama, porque como diría San Pablo: " Pero cuanto más se multiplicó el pecado, más abundó la gracia..." eso significa que si fallamos mucho, pero en nuestro corazón está el deseo de no hacerlo más, Dios nos inundará con su Gracia, para salvar nuestra alma y borrar nuestra culpas. Piensa muy bien lo que haces, reflexiona sobre la necesidad de decir "NO" en ciertos momentos y encomendándote a la fuerza del Espíritu Santo lograras como Jesús vencer la tentación y decirle que no al pecado, aunque sea un día a la vez. ANIMO!!!