martes, 15 de marzo de 2011

TECNICA PARA DECIR ADIOS AL HOMBRE PERFECTO

Te quedaste a mi lado, ¿por qué?, aun no entiendo porque decidiste no marcharte cuando es claro que la perfección no esta hecha para estar conmigo. Cuando llegaste a mi vida, no te sentí, te veía, sabía que existias y aun cuando no la tenía cerca, era claro para mi que la luz que llegaba con tu presencia no era tipica, se sentía casi perfecta...calida, hermosa, tierna. De repenté noté como el brillo se sentó cerca a mi, tan cerca que logró hipnotizarme su luz. Y aun cuando cerré los ojos con mucha fuerza el calor que emanaba tu presencia me hizo sentir plena, me regaló paz, me llenó con calma y asi de a poquitos me hice suya, me perdí en su belleza, me enamoré de su calor. Así fué como pasó.

Conocí al hombre de mi vida, en el momento adecuado pero en la época equivocada...te ví, te sentí y sin querer te amé. Pero tanta luz enceguese, tanto calor ahoga, tanta belleza te hace sentir fea y entonces inevitablemente te preguntas: ¿qué hace él aqui? ¿cómo llegué yo a merecer tanta perfección?. Y aunque me dolío el alma decidí extinguir sin remordimiento su llama, cerré los ojos, y me alejé de ese brillo que tanto amaba, adiós calor, adiós calma, adiós amor.

La perfección existe y cuando la encuentras llena, nutre, alimenta, pero si la perfección aterriza de manera improvista y en el momento que no era, toca dejar ir aunque no se quiera, porque la perfección que no esta hecha para ser propia, se convierte en carga, se vuelve dolor. Así que adiós te digo, por mucho que te ame lucecita, te digo adiós. Aunque duela, sí existe la técnica para dejar ir al hombre perfecto aunque con ello te duela el corazón.

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