martes, 22 de diciembre de 2020

UN TOQUECITO DE REALIDAD...

Mientras me pierdo fácilmente en su sonrisa, en su voz, en su mirada. 

Mientras me ahogo en el silencio impuesto de quien teme condenarse por hablar. 

Mientras suspiro en la soledad de mi cuarto añorando el roce de su mano, sus labios en los míos o su cuerpo cerca a mi. 

Mientras vuelo en el sueño de esto que nos pasa, mientras como combustible uso el amor que por usted profeso y me alimento de aquellos momentos en que noto lo que siente usted por mi.

Mientras pasa todo eso que me conforta por dentro, una palabra me recuerda la realidad de esta relación que es medio relación, pero a la que yo le he apostado todo. 


Tal vez la culpa es mía por entregarme rápido, por creer que vale la pena intentar no una sino mil veces estar junto a usted. 

Tal vez la falla está en creerle a mi corazón que sueña con que lo que quiero a su lado es reciproco, es mutuo, es de las dos. 

Tal vez la falla está en dejarme conquistar por su sonrisa, por la mirada, por la voz, ignorando así las demás señales que me indican que aunque el amor exista es más grande su temor. 

Tal vez perdí desde el comienzo en esto por estar dispuesta a todo, por llenarme de coraje para estar junto a usted.

Tal vez es hora de romper esta burbuja en que estamos juntas y tal vez deba aceptar que por mucho que la ame y mucho que diga amarme esta relación parece estar condenada a estar en lo escondido como un chisme de pasillo que todo el mundo sabe, pero nadie puede confirmar; a vivir solamente en los espacios donde no se muestre al mundo lo que somos, siendo a medias, o a conveniencia, pretendiendo no ser aunque los somos, negando, simplemente no siendo. 


Como si de realidades paralelas se trataran, la mía, la suya y la nuestra distan de la realidad que hay, pero inevitablemente lo que es se impone y con un toquecito de cruda realidad me recuerda que usted es la vida que quiero y que yo para usted soy un secreto a voces que teme aceptar.  


viernes, 13 de noviembre de 2020

SIMPLEMENTE UN EJERCICIO

Sé que este no será mi mejor escrito. No será este el texto por el que me conocerán o más resaltarán, pero es que es simplemente un ejercicio con el que busco retomar, reintentar escribir aquellos sentimientos que se me agolpan en el alma y que no saben como escapar. Por decirlo de una manera coloquial, escribir es la válvula de escape que permite modular la presión de todo lo que pasa en mi interior. Hace tanto no escribo solo por escribir, por el gusto de contar ese algo que pasa por mi mente o aquella idea que lleva obsesionándome desde hace rato. Es catártico intentar retomar (aunque torpemente) el ritmo de contar aquello que me hace ser quien soy, eso que quiero dejar plasmado en un escrito y que se convertirá en la memoria colectiva de una persona que vivió, que hizo, que amó, que perdió y que no fue trascendente quizá para nadie. 

Este es el ejercicio de mi yo encontrado ya hace rato, el ejercicio de salir de ese bunker en que decidí guardar las partes de mi que han sobrevivido a tantas heridas, a tantos dolores, a tanto llanto. El yo que sigue enamorada del amor y que confía en que vale la pena amar, porque una vida sin amor es vacía, independientemente del resultado, amar siempre vale la pena. En donde está la ranita con complejo de princesa, esperando sentada en la copa de un árbol de manzanas a que alguien tenga el coraje de batallar hasta llegar a ella, no la tonta que le facilita a todos el amarla a costa de sus deseos o de eso que sabe merece. Desde allá, desde ese pedacito de mi corazón están fluyendo estas palabras que no son más que el ejercicio catártico de quien lleva tanto tiempo ahogada, aferrada a lo que este a flote para poder respirar. Este ejercicio sale desde el pedazo de mi alma en donde frustrada está la persona que tanto me costó construir y que hoy se ve perdida por este personaje que le ha tocado actuar. La parte de mi que se ha resguardado de la rutina de la vida para no morir y que resplendence con la luz de esa estrella interna que se conserva intacta por que nadie ha intentado alcanzarla, nadie ha dañado, nadie ha sabido encontrar. Es liberador escribir desde los pedazos de corazón que sobrevivieron a mi último fracaso y que estoy intentando coser, como uniéndolos sabiendo que el dolor de esa traición desapareció partes mías que no voy a recobrar. Es así como estoy remendando un corazón roto que nunca estará completo. 

Este ejercicio fluye desde la parte de mi memoria en donde está en cofres aquellos recuerdos que tanto me lastiman: las humillaciones, los abusos, las burlas, los prejuicios, los rechazos, las infidelidades, los abandonos, desde allí fluyen las palabras de aquello que tengo bajo llave y que no he querido volver a revisar. De todo eso que he querido olvidar para que no me lastime, sin recordar que las heridas que ya causaron aun sangran, aun duelen y las que sanaron son feas cicatrices que me recuerdan las derrotas de un pasado en que muchas veces fueron otros los que escribieron mi historia, escribieron mi "verdad". Este ejercicio nace del dolor profundo de su abandono, de la traición de quien creí mi gran amor, de las amistades que hipócritas usaron mi historia en mi contra, de esos amores cobardes que nunca maduraron y de aquellos que creyeron usarme para subir su autoestima y sentirse mejor con su mediocridad.

Este ejercicio es la forma en que intento re conectarme con ese mundo interno que tanto he cuidado, que he nutrido, que he demolido y he vuelto a construir. Nace del desespero de verme atrapada en una vida que por muy buena que sea, no es quizá lo que querría para mi; una vida en que soy puesta como peon en un ajedrez sabiendo que seré la primera vencida en un juego que no estoy jugando. Soy como el triste personaje de un libre en el que seguramente alguien más es el protagonista y yo soy simplemente "la mejor amiga", esa que forma parte de la historia, que es casi invisible, completamente irrelevante para el guión. Escribir esto viene desde mi necesidad imperiosa de gritarme de frente, que soy yo quien debe escribir mi vida y que los demás son los personajes secundarios. No quiero seguir en una historia donde los importantes son los otros, mientras yo quedo desdibujada de mi propia historia. Este es solo un ejercicio en el que escribo para decir, que no puedo seguir posponiendo mi vida en pro de la vida de alguien más. Que no debo además seguir esperando a que sea lo que el otro quiere lo que marque mis decisiones, no importa que tan correcto sea NO puedo dejar en manos de alguien más la decisión de mi vida. Indistintamente del amor que profese por alguien más, no es lógico que mi vida se mueva al unisono como el de otra persona. Cada quien tiene su camino y el camino conjunto es construido, no impuesto. No se puede seguir esperando valor de quien ha demostrado ser cobarde, ni esperar claridad de quien no sabe como manejar su vida, es necesario recordar que cada quien responderá por lo que le fue dado, así que toca ponerse a trabajar por lograr ser mejor por uno mismo, para uno mismo. 

Este ejercicio concluye en la parte de mi mente en donde había ocultado una verdad básica: "MUCHOS SE MUEREN PERO POCOS VIVEN", y es necesario que mi yo entienda que no todo se puede de una vez, pero mucho se puede con trabajo y que si estoy agotada del mundo que me está cansando, debería volver a hacer este ejercicio donde de forma franca y honesta, con lagrimas y enojada me recuerdo que estoy aquí, que no me he ido, que me he ocultado del mundo pero que no he muerto.

martes, 20 de octubre de 2020

¿POR QUÉ ELLA?

Desde el comienzo de esta historia, justo cuando me dí cuenta de lo que sentía por ella, mi primera reacción fue preguntarme:"Por qué ella?". Esta pregunta dio vueltas en mi cabeza día y noche por un buen tiempo, intentando explicar lo confuso de mis sentimientos, minimizando todo lo que estaba sintiendo y sirviendo como una negación a la posibilidad real o al solo pensamiento de que pudiera pasar algo más. 

Cuando finalmente acepté mis temores, vencí mis inseguridades y entendí el "porque ella", quise compartir mi más reciente descubrimiento con aquellos cercanos a mi. Armada de mi recién descubierto valor y de todas las explicaciones que justificaran mis sentimientos hacia ella, me enfrenté una a una a aquellas personas a quienes quería comentar lo que estaba sintiendo y mis inmediatos planes de conquista para conseguir que ella me notará y al igual que yo aceptará que sentía lo mismo y quería estar junto a mi. Fueron duras batallas con algunos de mis  amigos e inevitablemente cuando les contaba, salía a flote una frase que ya me era conocida y que pasaría a formar parte inevitable de nuestra historia. De manera inquisitiva como con la necesidad de abrirme los ojos ante un error o de llamar mi atención sobre lo disparejas que eramos, preguntaron mis amigos una y otra vez: "¿Por qué ella?". Fueron tantas las veces que armada de mi amor por ella, recité a mis amigos las cosas bellas que veía, cada gesto, cada una de las características particulares que hacían que para mi no hubiera otra opción sino ella. 

En cada carta que le escribí y nunca le entregué, cada poema que escribí inspirada en ella, cada dibujo que hice queriendo plasmar su escencia y en el brillo de mis ojos que tímido se escapa en cada mirada que de forma cómplice compartíamos, se explicaba una y otra vez como si se tratara de un mantra, los motivos por los cuales era ella y nadie más. Y me repetí cada uno de mis motivos y me encargué de tatuarme en el alma que ese "¿Por que ella?" que de manera a veces prejuiciosa salió de los labios de aquellas personas a quienes les compartí esta ilusión, era una pregunta injusta, irracional, innecesaria, incomoda, inadecuada, estúpida, vacía y dañina, llena del desconocimiento de aquellos que no sabían como yo quien era ella y que en consecuencia no podía entender porque mi terquedad al querer insistir en hacer mía esa ilusión y hacerla a ella parte de mi vida, de mi alma. 

Ni siquiera cuando ella amarrada a sus temores e inseguridades me dejó con la vida partida en dos, pregunté a mi corazón: "¿Por qué ella?" y es que estoicamente decidí que por amar como la amaba, valía la pena cada dolor y como la vida misma me mostró tenerla mediocremente como la tuve y haberla perdido de una forma tan cruel, me hizo más fuerte, más sabía, me dio la claridad para entender que a pesar de todo, en mi vida no existiría otra ella y que cada razón por la que era siempre ella, no había desaparecido y fue así como esa historia se hizo una gran parte de mi.  

Hoy después de tanto ires y venires, tantos encuentros, desencuentros, búsquedas, olvidos, pensamientos, añoranzas, rabia, perdón, hoy después de todo lo que he vivido en mi historia con ella, finalmente superando temores e inseguridades parece que es mía y ciertamente yo soy suya, yo nunca he dejado de ser suya. Y justo en el momento en que las estrellas se alinearon y mi ilusión pasada se está convirtiendo en una alegría presente, surge en mi mente aquella pregunta que por tanto tiempo acallé con mis razones y motivos: "¿Por qué ella?". 

Y mientras compartimos esos momentos de silencio, la observo callada, distante, etérea; mi mente divaga en un sinfín de palabras que le gustaría decir, pero que por una prudencia autoimpuesta prefiere callar y es así como se forman sonetos, poesías, cuentos, relatos de todo tipo en los que la protagonista es ella, su sonrisa, sus ojos, cada gesto que hace, cada mirada que me da. Pero con todo y esto vuelve a mi cabeza la pregunta que se repite cada vez más: "¿Por qué ella?"

Intento como antes repetir mi mantra en donde enumero todas las razones y motivos por los que siempre ha sido ella y nadie más, listo una a una las cualidades, los rasgos, las acciones, cada cosa que me enamora, que me hace sentir que no importa cuanto intente buscar para mi no hay otra que no sea ella, solo ella y nadie más. Pero entre sus inseguridades y dudas, su orgullo, su timidez, su necesidad de no sentir y su temor por estar sintiendo, su negación, su cobardía, el temor por vivir entre sentirse mía y querer ser solo suya, se acalla la voz de mi corazón que como un mantra repite una y otra vez porque puede ser solo ella y nadie más, dejando a la voz de mi conciencia que alimentada por todo esto repite cada vez más fuerte la pregunta que por tanto tiempo enfrenté y acallé: "¿Por qué ella?"

"¿Por qué ella? ¿Por qué ella?", replica en mi mente una y otra vez. Y entre este ejercicio agotador de repetir mi mantra interno intentando acallar esa pregunta, reafirmar mis sentimientos, aceptarla, aceptar las circunstancias en que estamos y seguir con mi vida he llegado a tener un pensamiento que me aterra más que la pregunta misma y que ya es inevitable tener: Mi temor siempre fue perderla, nunca había confrontado tan de frente el temor de tener que dejarla ir. 

Cuando llega ese pensamiento la miro y siento de nuevo que estoy dispuesta a afrontar lo que sea, porque no hay otra si no es ella, pero al mismo tiempo pienso que en esta historia las certezas y seguridades siempre han sido mías y que puede no ser cuestión de lo que se siente, es solo que a veces parece que para ella soy solo una opción más que le ha puesto la vida y que quiere aprovechar, una circunstancia intrascendente que puede no estar mañana sin que haga más falta de lo que hice antes. 

No importa cuanto repita mi mantra, sé que está pregunta se gesta en mi alma al ver que sin importar las seguridades que ofrezca no son suficientes para que ella decida del todo aceptar que solo puedo ser yo en su vida, solo yo y nadie más. Y mientras en el silencio de mi corazón, la pregunta que ya no sé como batallar persiste y se repite una y otra vez: "¿Por qué ella?" 


martes, 22 de septiembre de 2020

BREVE DEFINICIÓN DE SENSUALIDAD

Si alguien me pidiera que definiera lo que es sensualidad, diría que es lo siguiente:

Es la forma en que se muerde la boca cuando esta concentrada y pensando en alguna cosa.

Es la intensidad de su mirada mientras lee interesada algo que le gusta.

Es la forma en que se sostiene el cabello o se acomoda las gafas.

Es el tono de voz con el que a veces de forma despectiva habla sobre alguien.

Es la forma en que sonríe cuando me mira y cree que no lo veo.

La sensualidad sería para mi en conclusión un conjunto de las cosas que es, de los gestos que hace y de los muchos otros detalles que noto cada día y que quizá ahora no alcanzo a enumerar.