miércoles, 28 de mayo de 2008

DEBATIENDO

Bueno una vez más me encuentro en el punto en el que de repente tengo la seguridad de no regresar muy rápido. Me estoy perdiendo de a poco entre lo que debo y lo que quiero hacer. Teoricamente no debería haber mayor diferencia entre mi deber y mi derecho, pero en este caso, en este punto, en esta situación, me hallo quieta frente a la disyuntiva del deber comun y un deseo individual. Creo que en medio de todo me estoy debatiendo entre el yo socialmente aceptado y el ser que realmente soy.

La verdad es que recientemente mi vida ha dado más de un giro y se empeña en confrontarme una y otra vez con la realidad que comparto con todo el resto del mundo, realidad que de una u otra forma me ha hecho desconocerme, tener que ocultarme y empezar a aparentar de nuevo una serie de emociones con el fin de sobrevivir en esta mal llamada realidad. Me siento hipocrita por tener que ocultar el hecho de que descubrí finalmente el más maravilloso de los sentimientos, pero que no sería bien visto por la sociedad. Es como tener en el fondo un yo que debo esconder porque incluso aquel que amo tanto puede acabarlo en un segundo con tres palabras mal dichas aunque bien justificadas. No entiendo cuando será que finalmente mis sentimientos tendran cabida en este mundo real; ¿será que de repente mis emociones se vuelven tan peculiares que de no ser rotuladas simplemente se hacen inexistentes para el resto? ¿Cómo me etiquetaría la sociedad si descubrieran lo que siento? ¿Sería más pecadora que el resto por el simple hecho de amar como amo, teniendo por sentimiento un amor que no puede ser catalogado?

Con que argumentos le digo yo al viento que lo más inteligente por hacer es guardar bajo un silencio sepulcral la realidad de lo que siento, para que nadie más que Dios y yo sepamos lo verdaderamente profundo de esto que toma forma en mi pecho, pero que como cancer a invadido cada célula de mi cuerpo; como argumento un silencio infundado en el temor o en el mantener una prudencia corrosiva para mi, pero necesaria para él. Si tan solo él supiera como oro para que mi boca permanezca muda por su bien, aun sabiendo que en el fondo el alma se agota por no poder gritar como debe un sentimiento que es puro y que no tiene ninguna otra intención que el solo hecho de amar. Pero para el comun humano es imposible amar solo por el placer de amar, sin esperar nada a cambio; lo que duele en mi caso no es la frustración por ver inhabilitadas mis ilusiones, sino el verme imposibilitada de compartir lo que siento con la libertad de poder decirle a quien realmente le importa lo mucho que lo amo. Eso agota y es por eso que debato.

La pregunta a resolver debería ser ¿si estoy dispuesta a mantener este sentimiento a costa de mi solo para mantenerlo cerca o si antepongo mi yo a la presencia de su ser en mi vida? ¿Vale más una presencia a medias o una ausencia total? Me debato entre la vida que quiero y una ilusión perdida; un sentimiento sincero y la etiquetación de esta realidad; un te amo no dicho, a una persona mitica; un quiero a un debo; un sueño a esta realidad.

No hay comentarios: