Hace un buen tiempo no tenía esta sensación de opresión en el pecho, este peso que pareciera cerrarte la posibilidad de respirar y te ahoga, te ahoga, te ahoga. Este cansancio consecuencia del insomnio mezclado con la hiperactividad propia de la ansiedad me tienen en un estado de agotamiento que era ya desconocido para mi. Quien diría que la sustancia que más tóxica me ha resultado eres tu. Y es que sin saber como me volví adicta a ti, a tu presencia, a "tenerte" en mi vida y ahora estoy pagando con creces esta abstinencia.
Es de locos pensar que uno pudiera ser adicto a alguien, pero ahora que reconozco los signos de alarma de esta enfermedad, sé que soy adicta a ti, no soy adicta a tu "amor", soy adicta a la forma en que me hacías sentir, adicta a tenerte (aunque no te tuviera) y es desgastante extrañarte sabiendo que no es el amor lo que motiva este dolor por la ausencia, es más que un sentimiento, eres una necesidad.
Eres mi marca de droga personal, eso explica porque me vi envuelta en este espiral de destrucción en el cual fui hundiéndome conscientemente sin saber como salir, como dejarlo, como abandonarte. Es como si con cada palabra ingresaras a mi sistema y me hiciera depender cada vez más de ti. El desespero por no saber de ti, el pensamiento obsesivo de "qué estarás haciendo?", el comportamiento compulsivo de no dejar de verte una vez empezábamos a vernos nuevamente, el buscarte, el desearte...nada fue amor, fue solo la respuesta biológica a ti, mi droga particular, mi peor adicción.
Ahora que padezco de este síndrome de abstinencia en el cual lloro desesperada sin saber porque, en que siento como si el pecho se me fuera a partir en dos por la fuerza con la que late mi corazón, en que los sentimientos de rabia, dolor, frustración e impotencia se mezclan haciéndome desconocer lo que realmente siento, me pregunto que tan buena idea fue haberte dejado entrar, haberme fijado en ti. Siento que te odio, siento que te amo, siento que te necesito, siento que soy más fuerte sin ti, siento que te extraño...pero en conclusión no sé que siento y odio sentir lo que siento.
Aquellos que han descrito un corazón roto a causa de un amor, muy probablemente les ha pasado lo mismo que a mi y es que así se siente dejarte, es como si el corazón se encogiera apretará con fuerza y se rompiera, así me siento yo estos días. Si soy honesta me encantaría que por un momento padecieras esta maldita sensación, que fueras tu quien se sintiera morir sin mi; que fueras tu quien se enloqueciera más con el paso de las horas mientras escuchas el tic-tac del reloj al fondo de la habitación recordándote que pasa el tiempo y tu no estás. Me encantaría verte llorar como yo he llorado, revolcarte solo en tu cama con el corazón a mil sintiendo que estas al borde de perder la razón...me encantaría que fueras tu y no yo quien padezca de está terrible adicción, de está terrible enfermedad. Odio esto, aborrezco amarte (si es que te amo), maldigo tu ausencia y detesto infinitamente esta maldita sensación de parálisis que me deja el paso del tiempo sin ti.
Sin embargo sé que eventualmente agradeceré pasar por este proceso en el que la distancia, la oración, la perseverancia y este blog serán mi desintoxicación de ti. Espero nunca pases por aquí (la verdad no, deseo que pases por algo peor) pero mientras yo sufro las consecuencias del consumo desmedido de tu tóxico amor, recuerdo las veces en que sin éxito intente alejarme, para volver inevitablemente a recaer en ti, en tus abrazos, en tu cuerpo...Ahora me declaro impotente ante ti, a tu cercanía, a tus palabras...tenerte lejos me lastima, pero tenerte cerca va a terminar matándome. Sé que yo no puedo dejarte por mis propias fuerzas, pero confío en que iniciando este proceso pueda finalmente liberarme del estigma de mi maldita adicción a ti.
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