Como consecuencia de esta distancia injustamente impuesta, llegan a mi cabeza mil preguntas en torno a lo que pasa conmigo que en definitiva mi vida emocional llego al punto de estancarse y no moverse. ¿Cómo es posible que después de tanto tiempo siga en el mismo punto inmersa en una serie de sentimientos tontos por alguien que parece ya me superó? Es inevitable recalcarme constantemente por ser tan torpe, tan ignorante emocionalmente que me mantengo atada conscientemente a una ilusión vana de que en algún punto se de cuenta de lo que valgo y de lo feliz que podría ser estando conmigo.
Esta bendita distancia (a pesar de ser necesaria) me está matando. Me inquieta ver como su rostro se gira para evitarme, como después de todo lo que ha pasado, pasa por mi lado y hace de cuenta que no estoy...como no sentirme lastimada cuando por amor se acepta la decisión del otro aun cuando atenta contra tus propios deseos? Tonta yo!! es cierto, pero no tonta por haber aceptado sino por permitirme alimentar este sentimiento de miseria, que es completamente innecesario. El egoísmo es el cáncer del alma, te separa, te lastima, te doblega, te agota y es lamentablemente la mascara que toman muchas emociones para poder vivir de forma cómoda en la relaciones que sostienes.
Son tantas las emociones que surgen , consecuencia de esta distancia, de la indiferencia, del olvido que no tiene coherencia alguna el orden en que se presentan en mi cabeza una a una las ideas producto de los sentimientos encontrados e incoherentes que habitan ahora en mi corazón. Esta distancia agota, pero no por la distancia sino por la espera inútil de que vuelva, de que esto pase, de que todo se acabe o de que logre olvidarle. La espera más agotadora es aquella que es inútil porque sabes que nada cambiará.
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