sábado, 25 de mayo de 2013

LA LIBERTAD DE DECIR ADIÓS...


La mayoría de los procesos que he vivido, en los cuales me ha tocado dejar de lado algo que me amaba pero que me hacia daño, transcurren en un principio con una sensación de descontrol, de ansiedad, de miedo, tristeza, frustración, desesperanza, ira, desaliento y cansancio. Sin embargo pocas veces recuerdo esta sensación de libertad que llega cuando se supera de a pocos las ataduras, las amarras emocionales que me impiden (en un principio) aceptar el nuevo principio de realidad: que eso que tanto amaba no está y no estará.

Así me siento ahora que he superado la primera fase de mi proceso de desintoxicación de tu mal habido amor. Puedo respirar profundo, el pecho ya no lo tengo cerrado, ya no existe esa carga emocional del sufrimiento que mantenerte en mi vida a cualquier costo me venía causando. Con tu ausencia llegó la soledad, pero con la soledad llegó la claridad, regreso de a poco la esperanza y ahora todo parece un poco más brillante aunque no estas. No niego que hay cortos periodo de tiempo en los que mi cabeza inquieta se pregunta por ti, por como estas, pregunta insistente si me extrañas, si te duele esta distancia, pero el sano juicio vuelve rápidamente y de una forma honesta acalla esos pensamientos recordándome que nada de eso vale ahora la pena porque está claro que sin ti en mi vida hay paz. 

Ese bendito temor a la distancia, ese miedo que tenemos de dejar atrás lo que pesa, como si el dolor fuera el valor agregado que no queremos dejar pasar. Ridículo masoquismo al que nos exponemos cuando anteponemos al otro en nombre del amor, aun cuando el llanto es constante, cuando esos momento de corta alegría se ven inmediatamente ensombrecidos por el grito cruel de la realidad. Nadie puede tapar el dedo con el sol, pero cuando se "ama" se puede pretender por un tiempo que aquello que lastima, que lo mucho que duele, que lo que hace daño no importa porque lo realmente importante es ese otro que decidiste amar. 

Ahora con la distancia llego finalmente la calma, la tranquilidad, la paz...la esperanza reverdeció y ha logrado cubrir mi alma con esta agradable sensación de que una vez superada la tormenta puedes sentarte a disfrutar del sol, a contemplar el hermoso arco iris...a respirar profundo el aire puro que te rodea...ya nada contamina, finalmente eres libre de ese terrible hechizo y puedes ser tu, puedes buscar tus metas, perseguir tus sueños...ser feliz con pequeños gustos...puedes permitirle a alguien más enamorarse de tu sonrisa. 

El temor ya no es a vivir sin ti, sino a querer vivir contigo. El dolor ya no es tenerte lejos, es pensar en mantener algun tipo de cercanía. Lo desesperanzador ya no es un presente sin ti, sino un futuro a tu lado. Cuando te atreves a quitar de tus ojos la venda que por tanto te tenía cegado, aceptas el mal que te hacías, el daño que hicieron, el martirio que viviste y te das cuenta que para ser feliz el mejor ejercicio es aprender a decir !!ADIÓS!!

sábado, 4 de mayo de 2013

TEMOR

He escuchado tantas veces esto de que el temor es sinónimo de debilidad, que si esa es la lógica, temo confesar que soy demasiado débil, que hoy me siento demasiado débil. En mi vida hay algunos temores: arañas, alturas, grandes extensiones de agua, pero hay un temor que hoy me atormenta: el temor de entrar en esa sensación de ahogo y desespero que trae consigo el síndrome de abstención que estoy padeciendo. 

Esta maldita ansiedad que me roba la paz de momento, que me lleva una y otra vez a la última imagen que tengo de ti, al recuerdo de esa noche en que de la nada decidiste terminar algo que honestamente no estaba, pero que fue como si se me fuera el alma de a poquitos. Detesto recordar, pensar en ti me lastima, me hace sentir un malestar en el estomago por la mezcla de las muchas emociones que trae consigo recordar lo que vivimos, recordar lo que me hiciste, recordar lo que ya no estará. 

Temo ese momento en que escuchar tu voz me descomponga, en que verte me debilite, en que saber algo de ti me entristezca, preferiría que no existieras en mi vida, que existiera algo que te borrara del todo para que entonces si alguien te nombra, si te veo, si escucho tu voz no sienta como que se me parte el alma, como que el corazón se detiene, como que mi vida se me va.

Hace tiempo no sentía tanto miedo, hace un rato no sentía tanto temor de enfrentar las consecuencias de sacarte de mi vida. Y tengo miedo, tengo miedo de lo que pueda sentir, de no poderlo afrontar, de dejarlo crecer, de no poderlo detener, tengo miedo de lo mucho que eso me pudiera dañar. 

Temor es el sentimiento del día y a medida que las horas pasan, el temor aumenta, el temor de una ansiedad que aun no llega, pero que espero no llegue, al menos no por hoy, al menos no por ahora....

viernes, 3 de mayo de 2013

DESINTOXICACIÓN

Hace un buen tiempo no tenía esta sensación de opresión en el pecho, este peso que pareciera cerrarte la posibilidad de respirar y te ahoga, te ahoga, te ahoga. Este cansancio consecuencia del insomnio mezclado con la hiperactividad propia de la ansiedad me tienen en un estado de agotamiento que era ya desconocido para mi. Quien diría que la sustancia que más tóxica me ha resultado eres tu. Y es que sin saber como me volví adicta a ti, a tu presencia, a "tenerte" en mi vida y ahora estoy pagando con creces esta abstinencia. 

Es de locos pensar que uno pudiera ser adicto a alguien, pero ahora que reconozco los signos de alarma de esta enfermedad, sé que soy adicta a ti, no soy adicta a tu "amor", soy adicta a la forma en que me hacías sentir, adicta a tenerte (aunque no te tuviera) y es desgastante extrañarte sabiendo que no es el amor lo que motiva este dolor por la ausencia, es más que un sentimiento, eres una necesidad. 

Eres mi marca de droga personal, eso explica porque me vi envuelta en este espiral de destrucción en el cual fui hundiéndome conscientemente sin saber como salir, como dejarlo, como abandonarte. Es como si con cada palabra ingresaras a mi sistema y me hiciera depender cada vez más de ti. El desespero por no saber de ti, el pensamiento obsesivo de "qué estarás haciendo?", el comportamiento compulsivo de no dejar de verte una vez empezábamos a vernos nuevamente, el buscarte, el desearte...nada fue amor, fue solo la respuesta biológica a ti, mi droga particular, mi peor adicción.  

Ahora que padezco de este síndrome de abstinencia en el cual lloro desesperada sin saber porque, en que siento como si el pecho se me fuera a partir en dos por la fuerza con la que late mi corazón, en que los sentimientos de rabia, dolor, frustración e impotencia se mezclan haciéndome desconocer lo que realmente siento, me pregunto que tan buena idea fue haberte dejado entrar, haberme fijado en ti. Siento que te odio, siento que te amo, siento que te necesito, siento que soy más fuerte sin ti, siento que te extraño...pero en conclusión no sé que siento y odio sentir lo que siento.

Aquellos que han descrito un corazón roto a causa de un amor, muy probablemente les ha pasado lo mismo que a mi y es que así se siente dejarte, es como si el corazón se encogiera  apretará con fuerza y se rompiera, así me siento yo estos días. Si soy honesta me encantaría que por un momento padecieras esta maldita sensación, que fueras tu quien se sintiera morir sin mi; que fueras tu quien se enloqueciera más con el paso de las horas mientras escuchas el tic-tac del reloj al fondo de la habitación recordándote que pasa el tiempo y tu no estás. Me encantaría verte llorar como yo he llorado,  revolcarte solo en tu cama con el corazón a mil sintiendo que estas al borde de perder la razón...me encantaría que fueras tu y no yo quien padezca de está terrible adicción, de está terrible enfermedad. Odio esto, aborrezco amarte (si es que te amo), maldigo tu ausencia y detesto infinitamente esta maldita sensación de parálisis que me deja el paso del tiempo sin ti.

Sin embargo sé que eventualmente agradeceré pasar por este proceso en el que la distancia, la oración, la perseverancia y este blog serán mi desintoxicación de ti. Espero nunca pases por aquí (la verdad no, deseo que pases por algo peor) pero mientras yo sufro las consecuencias del consumo desmedido de tu tóxico amor, recuerdo las veces en que sin éxito intente alejarme, para volver inevitablemente a recaer en ti, en tus abrazos, en tu cuerpo...Ahora me declaro impotente ante ti, a tu cercanía, a tus palabras...tenerte lejos me lastima, pero tenerte cerca va a terminar matándome. Sé que yo no puedo dejarte por mis propias fuerzas, pero confío en que iniciando este proceso pueda finalmente liberarme del estigma de mi maldita adicción a ti.