miércoles, 12 de octubre de 2011

40 días en el desierto: Día 9: PECADO


Cuando releo el relato de los 40 días en el desierto que Jesús vivió, hay varias escenas que recreo en mi mente y partiendo de la naturaleza humana que compartía con nosotros me preguntó ¿Cómo logró soportar ser tentado de tantas maneras y aun así decir "NO"? Y me lo pregunto como indagándole a Dios, porque sólo Él sabe lo mucho que me cuesta utilizar esa palabra para negarme a situaciones, sentimientos o momentos que me generan placer o una sensación de bienestar, pero que atentan contra lo que Dios está esperando de mi. "NO" esa debería ser una palabra para usar en muchos momentos, pero por algún motivo -creo -las personas tememos decir que no y entonces aunque no queramos que ciertas cosas o situaciones ocurran, cedemos ante una sensación de temor e impotencia que nos impide decir "NO".

Este parece ser mi caso. En estos días de reflexión que he tenido caminando por este desierto, he meditado mucho sobre las veces que por no saber decir "no" terminé involucrada en situaciones, sentimientos, relaciones o momentos que a la larga me hicieron daño, me lastimaron, que lastimaron a alguien o que me hicieron sentir indigna de ser amada. Me arrepiento, me duele profundamente haber sido participe de esos sucesos que a la larga solo desembocaron en mi dolor y un martirio que por años padecí al sentirme encerrada entre mis recuerdos, el presente que estaba viviendo y la idea de futuro que quería pero que ya no tendría por todos los errores de mi pasado. Pero es que cuesta tanto decirle que "no" a algo cuando te hace sentir tan bien, cuando te gusta tanto.

San Pablo en su carta a los Romanos decía que para el ser humano es difícil dejar de pecar, pues nadie pecaría si no supiera que es pecado, porque no se le daría poder al pecado para que pueda pasar. Algo confuso ¿no? pero yo lo interpreto de está manera: Si comer helado me hace daño, pero yo no conozco el helado, no voy a estar tan abierta a comerme un helado aunque me haga daño. Si yo desconozco lo que me hace mal, pues simplemente no voy a tener la tendencia natural de "experimentar" con ese algo que me hace mal. En mi caso, es complicado no pecar, porque en mi mente ya sé que es el pecado (lo que me hace daño) y hay una tendencia innata que me lleva a querer experimentar eso. Es como una lucha constante entre lo que quiero y lo que debería, pero si sumado a esta lucha interna está mi incapacidad de decirle que "no" a eso que puede que quiera pero que me va a hacer daño, es inevitable recaer una y otra vez en el pecado.

Si ya sé que para mi caer en eso es fácil, la pregunta no sería ¿por qué lo hago? -creo que eso ya lo respondí - la pregunta sería ¿cómo logro dejar de hacerlo? y es este el punto de mi reflexión que más confrontada me tiene, porque todo lo que se necesita esta encerrado en una palabra pequeñita: se necesita FE. Dos letras, son todo lo que se necesita para ganar la batalla contra mi naturaleza "malvada" esa que me aleja de Dios. Quiero aclarar que en ningún momento estoy condenando al ser humano, por Dios!! yo soy humana!! y como humana hay pecados y flaquezas que me han alejado de Dios y en muchas ocasiones no sólo de Él sino de las personas que amo y de mi misma. Pero lo que quiero es darme un automédicamento que me permita mantenerme en este camino, en esto que creo; lo que busco es profundizar un poco más en la necesidad imperiosa que tengo de no juzgarme tan duramente, de permitirme seguir creciendo, aprendiendo, viviendo y con la Gracia de Dios vivir un poco más cerquita de Él.

Decirle que "no" a algo que te genera placer, que disfrutas, que te gusta, sólo por seguir un estilo de vida que no va muy de acuerdo con el estilo de vida que lleva un gran porcentaje del planeta, pareciera ser algo estúpido, pero cuando crees que cualquier cosa que hagas tiene una trascendencia que va más allá de lo que estas viviendo en el momento, entonces empiezas a cuestionarte sobre lo efímero y pasajero de los placeres "mundanos". Lo que creo que resulta necesario recordar en medio de este proceso, es que si fallas no puedes latigarte eternamente por los errores que has cometido, debes ser capaz de perdonarte y pedir el perdón de Dios, después continuar tu camino intentando en todo momento armarte de Espíritu Santo y oración para perseverar y no vivir pecando. No por haber fallado eres menos digno de seguirlo intentando, nadie está vencido mientras haya vida hay esperanza y si hay esperanza, pues deben haber ganas de seguir, de ser mejores, de aprender, de cambiar, de vivir bien.

Yo soy extremadamente auto crítica en esto y me exijo demasiado, pero eso también hace que cuando fallo sienta que no puedo volverme a levantar y a seguirlo intentando. Los errores que cometiste en tu pasado no definen lo que eres, te define la forma en la que hiciste frente a esos errores y seguiste. Creo que ante cualquier inquietud es sano orar, buscar ayuda, preguntar para tener una respuesta más clara, una respuesta sincera que te permita decidir que debes hacer. Pero insisto en que si haciendo algo sientes un peso en tu corazón, es porque de repente no estas haciendo lo que es correcto pues las buenas decisiones siempre traen paz al corazón, si te sientes inquieto es porque quizá no estas tomando el camino correcto, si es asi entonces detente un momento, reflexiona sobre tus sentimientos, piensa como debes actuar cobre eso e inténtalo de nuevo. La vida se construye a partir de la experiencias y algunas veces hay que tener experiencias duras, difíciles o complejas para poder aprender algo y construir base sólidas y firmes para el resto de tu vida.

No hay que temerle a mirarse con lupa y reconocer cuales son las fallas que hemos cometido, todo proceso de liberación y sanación empieza cuando somos honestos con nosotros mismos y si bien es cierto no siempre encontraremos cosas buenas en nuestras vidas, es indispensable ser sinceros, honestos y aceptar que hay cosas, personas, sentimientos, situaciones o momentos que definitivamente no nos hacen bien y deben salir. Si hay que aclarar las cosas con alguien, habla con esa persona, se franco, directo, honesto y caritativo, ten presente siempre que cada cosa que hagas en pro de tu relación con Dios será bendecida y que aunque hoy duela, el dolor ayuda a crecer y fortalece el alma. NO temas!!! cáete, pero ponte de pie; no te rindas, no renuncies a la posibilidad de vivir tranquilo, de estar en calma, de vivir en paz. En el Evangelio de Mateo Jesús nos dice: "Si tu ojo derecho es ocasión de pecado para ti, arráncatelo y arrójalo lejos de ti..." Si algo te hace mal, aunque duela déjalo ir, suéltalo, bótalo, piérdelo, pero no permitas que algo te haga sentirte mal contigo mismo o con Dios.

Creo que sobre el pecado se puede reflexionar mucho, pero yo por lo pronto concluyo esta reflexión repitiéndome que por mucho que se falle siempre está la oportunidad de seguirlo intentando y que si se tiene buena voluntad de no fallar más, Dios fortalece la flaqueza del hombre a quien tanto ama, porque como diría San Pablo: " Pero cuanto más se multiplicó el pecado, más abundó la gracia..." eso significa que si fallamos mucho, pero en nuestro corazón está el deseo de no hacerlo más, Dios nos inundará con su Gracia, para salvar nuestra alma y borrar nuestra culpas. Piensa muy bien lo que haces, reflexiona sobre la necesidad de decir "NO" en ciertos momentos y encomendándote a la fuerza del Espíritu Santo lograras como Jesús vencer la tentación y decirle que no al pecado, aunque sea un día a la vez. ANIMO!!!

jueves, 6 de octubre de 2011

40 días en el desierto. Día 3: Expectativas


Siendo casi la medianoche, mientras la mayor parte de las personas que conozco duermen tranquilas sin importarles o siquiera sospechar mi inquietud, yo muy en el fondo siento como el enojo que me genera saber que nadie se enterará nunca de mi incomodidad crece descontroladamente hasta el punto de la ira. Y a medida que este sentimiento crece, crece la incertidumbre que genera el no entender por qué tanta molestia, nada de raro tiene que las personas a mi alrededor ignoren, desconozcan, pasen por alto o simplemente no les interese lo que en el fondo estoy sintiendo. Honestamente pienso ahora que la idea de vivir en un desierto no es tan loca si aun careciendo de compañía humana, logro sentirme más acompañada por las estrellas que brillan en la distancia que por las personas que sentándose a mi lado me repiten constantemente que me aman, pero que ha empezado a sonar como un te amo mecánico, grabado, programado, nada real.

Recordando cada vez que me han fallado, sólo logro aumentar el enojo que de por si está creciendo cada vez más. Ayer exponía mis inseguridades sobre el "amor" actual de mi vida y esta noche justamente ese mismo "amor" la causa inicial de mi enojo. Me enoja mucho más saber que no puedo culparlo por este sentimiento, porque en este preciso momento él debe estar durmiendo, descansando para poder vivir plenamente la jornada que le espera temprano en la mañana. Debo ser comprensiva, atenta, entregada, solidaria con su cansancio (léase en tono sarcástico) porque mi papel es acompañarlo, apoyarlo, sostenerlo, estar a su lado, servirle etc, todas esas posiciones que asumes voluntariamente cuando amas a alguien. Lo que realmente me disgusta es que mientras yo juego a ser la buena novia, él (con todo derecho aclaro) vive las prioridades de su vida, en las que cualquiera diría no estoy yo. No es que no me diga que me ama lo suficiente, es que a punta de palabras, mensajes de texto, detalles (que en su mayoría debo indicar) besos, caricias (que a la larga terminan en algo más) no sobreviven mis expectativas.

E-X-P-E-C-T-A-T-I-V-A-S....ese es el bendito problema de todo esto!!! que boba...obviamente este bendito sentimiento de malestar y enojo, finalmente tienen un nombre: FRUSTRACIÓN. Eso es, me siento frustrada, porque mi "querido" no ha cumplido cabalmente con lo que esperaba de él; la pregunta en este caso sería: ¿hay alguien que cumpla con las expectativas? sino es él, pues bueno aunque duela aceptaré que quizá me equivoque al elegir la persona para compartir esta parte de mi vida, pero y entonces, la siguiente persona que llegue ¿las cumplirá? y si no las cumple, ¿simplemente seguiré haciendo lo mismo hasta que llegue el que si las cumpla? Mi hermanito sabiamente me ha dicho: "...uno siempre debe esperar lo menos de las personas, solo así uno no se decepciona..." y aunque para alguien tan romántico como yo eso suene triste, pues es la verdad. Si esperará menos de él, no me sentiría enojada o disgustada, simplemente aceptaría lo que llega y pues si no espero mucho, no me decepciono tanto. "Es que no nos podemos ver hoy" Ah bueno!! "Es que mis papas no te quieren" Ah bueno. "Es que tengo cosas que hacer" Ah bueno!! Ah bueno!! Ah bueno!! Si no espero mucho, no me decepciono tanto.

Acepto que es una visión un poco egoísta del asunto, pero al menos por está noche me siento así. En un mundo ideal, yo no me alteraría y podría vivir tranquila, sin frustraciones y siempre dispuesta a dar más y Dios sabe que lo haría, que de hecho concibo el amor como un entregarlo todo, el error no está en que yo de todo lo que tengo o incluso de más de lo que tengo a mi disposición por la persona que amo, el error está en esperar, en exigir, en demandar que el otro haga lo mismo por mi. Puede que yo tampoco cumpla sus expectativas, quizá esperaba una novia más dispuesta, menos compleja, más sencilla...en fin, una novia distinta a lo que soy, pero si eso es así entonces ¿Qué hacemos juntos? Honestamente creo que el amor verdadero tiene una base mucho más fuerte que los besos, las caricias, los "te amo", el sexo, mucho más fuerte que el amor mismo que se dice sentir, esa base se llama: DIOS!! La base de cualquier relación debe ser el Amor mismo y como diría San Juan : "...Quien no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor..." por lo tanto ninguna relación es verdadera sino se fundamenta en la noción perfecta de lo que significa Amar. Un ejemplo del amor perfecto: Jesús vino al mundo y murió para lavar los pecados no sólo de aquellos que creyeron en Él sino de aquellos que le condenaron. Amó hasta a la persona que le traiciono y superó todo eso porque su Amor no tenía bases humanas (expectativas) sino una base tan fuerte como el amor perfecto de Dios.

Con base en lo anterior y una vez he logrado depurar mi alma de todo el enojo e ira que sentía, finalmente entiendo algo nuevo sobre el amor, bueno no lo entiendo, pero lo siento. Sí, es cierto que en mi humanidad es imposible no esperar, no exigir, no demandar, no desear, no reclamar cosas que me gustarían para mi, pero sé que antes de estar con alguien como mi pareja, debo reconocer a la otra persona como un regalo, como un don, como una muestra más de lo gratuito del amor de Dios, no porque esa persona me ame, sino porque Dios me ama tanto que me esta regalando con esa persona la oportunidad maravillosa de amar. Alguna vez un sacerdote con el que me confesé me dijo: "Cuando llegues al cielo Dios no te va a preguntar cuanto te amaron, sino cuanto amaste." Dejar ir la oportunidad de amar es como decirle a Dios que no importa, que no le crees, que no le amas; aunque cueste vale la pena intentarlo solamente por responderle a Él. Sólo cuando reconozca en el otro el rostro de Dios que espera ser amado, voy a dejar de vivir de mis expectativas, deseos, exigencias, caprichos y necesidades para procurar la felicidad del otro. OJO!! no estoy diciendo que el otro se vuelva el centro de mi vida, porque el centro de mi vida lo tengo claro, solo insisto en que el otro se vuelve parte del camino que recorremos para llegar a la meta final que es ver cara a cara al AMOR.

Acepto que amo a mi novio, es él uno de los motivos que han hecho que decida tomar este camino que no es nada fácil, pero que si me ayuda a crecer para ser mejor mujer y poder estar a su lado, vale la pena recorrer. Mi novio, no es el centro de mi vida, claramente si no lo tuviera seguiría viva, porque la fuente de mi vida es mucho, muchísimo más grande que él, esa fuente es infinita. Amar es un ejercicio de practica diaria, es una arte que se aprende constantemente, es una verdad que debe vivirse en todo momento. El AMOR es un estilo de vida, es un camino complicado pero lleno de maravillas, es la aventura más hermosa que puedes emprender. Mis estúpidas y caprichosas expectativas hacen que me defraude fácilmente, pero la fuerza que sostiene las raíces de mi amor me hacen fuerte y me obligan a luchar. Cuando te abres al amor verdaderamente, verás superadas las expectativas que tienes, aunque los caprichos del camino no siempre se cumplan.

Bueno, más enamorada del AMOR que nunca termino esta noche que es ahora madrugada. El sonido de los aullidos en el fondo me hacen recordar que no estoy sola en este desierto, que Dios se hace presente en todo, solo debo estar atenta para reconocerlo. Esta noche dormiré en este cálido suelo, protegida por el amor de Papádio' y soñando desde lejos con el rostro de mi amado que adornará mis sueños esta noche.

miércoles, 5 de octubre de 2011

40 días en el desierto. Día 2: Reflexión sobre las inseguridades del amor


Lo más asombroso que tiene la vida, es la capacidad propia que tiene de sorprendernos en todo momento y es que la vida no es plana o aburrida, es un milagro, es un regalo, es una sorpresa envuelta en amor con ganas de ser abierta y disfrutada. Dios nos da la vida como regalo; Él nos toma del barro y mucho antes de crearnos, ya nos ama, nos anhela, nos espera, nos sueña y entonces nos concede existir. No existe la suerte o el azar en cuestiones de la vida, existe un plano del camino, las herramientas para ir construyéndolo y las decisiones que tomemos con respecto a como modificar el plano. Nada pasa porque sí, eso lo creo completamente, mi corazón confía en que ese ser maravilloso que me llamo a existir como muestra de su amor, sostiene mis pasos, me guía, me muestra, me carga, me arrulla, me acompaña.
Confieso que no siempre he tenido esa confianza y que muchas veces me he visto atrapada en la absurda necesidad que tiene mi mente de pensar, analizar, dudar, cuestionar, cada paso que vaya a dar o peor aun la estúpida necesidad de litigarse, autoconmiserarse, culparse cuando ya se ha tomado alguna decisión. Es propio del ser humano temer a lo que se ignora, eso explica ese miedo genético que le tenemos al futuro. Vivimos en pro de saber con certeza el camino que nos espera, acudimos a brujas, brujos, chamanes, esoterismo, astrología (en todas sus denominaciones) horóscopos, tarot y cuanta pseudociencia nos de la ilusión de poder desentrañar el futuro. Creemos falsamente que si sabemos los que nos pasará más adelante podremos estar preparados para lo que venga, nada hay más falso que esa idea. La vida es dinámica, está en cambio constante lo cual haría que tuviéramos que acudir a estos medios diariamente para poder estar al día con las predicciones de nuestro futuro. Cuando vivimos obsesionados con el futuro tendemos a olvidarnos del presente, obviando vivir cada momento, sopesar cada decisión, tener el corazón abierto a cada sentimiento naciente, por vivir pensando en el futuro suprimimos e nuestra vida el presente, sin caer en cuenta que inevitablemente no vivir correctamente lo que tenemos afecte ese futuro al que tanto tememos y así se convierte esta situación en un circulo vicioso.
Por eso he decidido aceptar vivir esta experiencia que hoy se me presenta al máximo, porque sé que esta oportunidad que Dios me está brindando tendrá un impacto en mi futuro y que depende de mi decisión vivirla como se debería, como Dios espera que la viva. Pude haber decidido huir, rogar e implorar para que me sacara de aquí, pero si llegué hasta aquí, es porque algo debo aprender. Como diría Martin Valverde " Dios bendice hasta las malas decisiones" pero si confío en el amor maravilloso que me tiene sé que estaré siguiendo su camino, pues sólo cumpliendo su voluntad puedo responder a un amor gratuito e inmenso como el que Él siente por mi.
Estando en silencio hoy, pensé sobre una situación en particular que se ha convertido en una bendición para mi vida, pero que también me ha exigido ser menos yo y arraigarme mucho más en Él, es éste uno de los motivos por los cuales también he querido continuar este camino por el desierto, pues creo que si consigo afrontar con integridad esta prueba, seré más completa, más sana, más fuerte para poder amar como Dios quiere y aprovechar al máximo esa bendición que me puso al lado. Y es que cuando has llorado noches enteras pidiéndole a Dios, añorando encontrar ese amor que se hace necesario, ese amor que te complementa, que te acompaña, que te obliga a salir de ti para darlo todo esperando nada, el amor de pareja que por tanto tiempo deseas, es inevitable no querer ser alguien mejor cuando te encuentras en el camino con que Dios mismo ha enviado un ángel del cielo para confiarte su corazón.
El amor que Dios me ha regalado, es ciertamente algo único, atípico, podría parecer extraño, pero cuando entiendes que la lógica del mundo no es la lógica de Dios, solo te queda aprovechar las bendiciones cuando llegan (sin preguntar más), dando gracias en todo momento y recordando que la otra persona es sólo un medio más mediante el cual Dios ha decidido compartirte su amor. El fin, la meta siempre debe ser y será Dios. Justamente por las condiciones atípicas de ésta relación, el mundo ha querido dañarme, las personas han creído que pueden juzgarme y por un amor (que aun no entiendo) me he convertido en objeto de criticas y juicios, señalamientos y acusaciones que me han dañado y han puesto a prueba mi fe. Cada vez que escucho un comentario, una critica o algo en mi contra, recuerdo como Jesús durante su audiencia con los fariseos y los ancianos del pueblo, respondió sabiamente a estas acusaciones, a cada golpe que le propinaban injustamente y aunque me cueste (pues mi orgullo y mi soberbia son altas) intento al máximo concentrarme en las muestras de amor que Dios me da a través de estas situaciones.
Nadie dijo que amar fuera fácil, de hecho he empezado a sospechar que cuanto más amas, más te duele, pero también existe un gozo más grande. Siempre he sido insegura, solo hasta hace poco he empezado a descubrir el verdadero valor que tengo, la persona maravillosa que soy (aun con todos mis defectos) he aprendido a verme sin asco, a no reprocharme, culparme o menospreciarme por experiencias que en el pasado me marcaron, por palabras que me convencieron de ser lo que no soy; pero a pesar de eso temo perder este amor hermoso que tengo, temo no ser suficiente y que por un error pasajero, el amor se quebrante y la fidelidad falle. No me he considerado nunca una mujer celosa, pero en este caso el celo es porque quiero procurar que nada ajeno dañe lo que Dios ha ido construyendo entre los dos. Acepto que ciertas cosas del pasado aun me atormentan (como cierta falla que fue cometida con alguien hace un tiempo) y confieso que eso aumenta mi inseguridad, pero aunque me encantaría poder prohibirle todo contacto con ella, en medio de la molestia que su amistad me genera recuerdo que el amor se debe vivir en la libertad del otro; que como diría San Pablo "...para ser libres nos liberó Cristo..." y que si Dios siendo quien es no toma decisiones por nadie, pues yo tampoco puedo asumir esa posición, porque por sobretodo el amor sin confianza no es amor y el amor que pierde libertad como una llama sin oxígeno está destinado a perecer. Con situaciones como está es que siento que Dios me da bofetadas como diciéndome: "Deja la soberbia, el orgullo y la altivez, acepta humildemente que no sabes amar y solo así dispondrás realmente tu corazón para empezar a aprender..." Amo ese amor responsable que "papadio'" tiene conmigo.
Ya está cayendo está noche en el desierto, el silencio se hace profundo, la oscuridad va absorbiendo con su manto la luz del día, la luna aun no aparece, pero el cielo despejado me permite regocojarme en la majestuosa belleza de las estrellas y me permite contemplar la hermosa luz que despliegan. Entonces pienso en ese pasaje del evangelio de Mateo en el que Jesús dice: "Ustedes son la luz del mundo." y reflexiono porque cuando se está en una oscuridad tan profunda logras contemplar la belleza real de la luz y es que a veces estamos tan acostumbrados a ella que pasamos por alto su belleza, pero cuando nos falta y la vemos tenuemente entendemos verdaderamente lo maravilloso de su belleza. Así termina mi noche en este desierto, abrazada por el cansancio y el sueño, arropada por la brisa cálida del soplo de Dios y acompañada por el hermoso brillo de un grupo de estrellas que esta noche velaran mi sueño regalándome su luz.

martes, 4 de octubre de 2011

40 días en el desierto. Día 1: Inicio de un largo camino.


No es secreto para nadie y mucho menos para las personas creyentes como yo, la historia de los 40 días en el desierto que tuvo que soportar Jesús antes de empezar su misión redentora en el mundo. 40 días en los que al hijo de Dios se le tentó con todo aquello que cualquier ser humano desearía tener: Poder, riqueza, prosperidad, vida eterna. Y ahora yo, una simple criatura del Señor, una más como todos ha sido arrinconada por el mundo hasta este espacio llamado "desierto", y aunque un poco cansada por todo el camino que me trajo hasta aquí tengo la esperanza que este duro camino que me toca recorrer, me prepare apropiadamente para poder cumplir con mi propia misión en esté mundo.
Llevo a cuestas, sentimientos de resentimiento, de enojo, de cansancio, de dolor, de un malestar profundo que solo proviene de mi propia incapacidad de responderle a quien me lo ha dado todo sin pedirme nada. No soporto ver como fallo, como le fallo a la gratuidad de su amor. Como diría San Pablo en su carta a los Romanos "...pues no hago el bien que quiero, sino el mal que aborrezco..." y muy a mi pesar me siento débil e inútil, como batallando en una guerra que ya he perdido contra mi propia carne. Soy humana, el pecado esta impreso en mi piel, pero también he visto las maravillas de la redención y temo no lograr nunca esa alegría plena que sienten quienes han conseguido abandonarse confiadamente en Sus manos. Me gana mi soberbia, mi lujuria, mi orgullo, me gana todo aquello que va en contra suyo, por eso espero que caminando por este desierto encuentre el sentido real de ese sentimiento perfecto que se tiene solo cuando se ha aprendido a contemplar el amor real, el amor perfecto, el amor de Dios.
Para este viaje no traigo nada, mi equipaje son mis propios demonios, esos que espero exorcisar de a poco. El peso de estos cadáveres que llevo a cuestas, estas culpas, estos malditos sentimientos que me mantienen atada entre el deseo de serle fiel y servirle sólo a Él y el llamado del mundo convenciéndome de ceder a sus placeres. Tendré que caer, comer tierra, pasar hambre, pasar sed, me dolerán los pies, mi corazón se detendrá por tanto dolor y querré renunciar, pero está vez no puedo, está vez me debo a mi misma el brindarme la oportunidad de perderme en su presencia para encontrarme finalmente. Como diría Serrat "...caminante no hay camino se hace camino al andar.." recorreré las sendas que Él me indique y cuando sienta -como en este momento- que el mundo me ha dejado sola, entonces como Él lo hizo oraré, me abrazaré más fuerte a esta cruz que es bendición y recordaré que aunque todos me den la espalda, aunque nadie me recuerde, aunque quienes dicen amarme me nieguen, yo no voy sola por este camino, Él va a mi lado sonriéndome, animándome, amándome, alentándome. No hay dolor más punzante que el de la soledad, pero que alegría más grande cuando en la soledad de tu alma, encuentras la compañía perfecta que ningún ser humano te dará.
Así sin saber como, he querido seguir mi corazón, porque siento que me está hablando, porque siento que está a mi lado, porque espero ser digna en algún momento de escuchar Su voz. Me resguardaré en el sitio privilegiado que Él me ha separado, me alimentaré de Su palabra, me arroparé con Su aliento y me encontraré en Su voz. Sé que no será sencillo, sé que me costará mucho porque mi instinto está al acecho, como tigre en la selva esperando pacientemente a la gacela que se convertirá en su cena; así ronda el pecado en mi vida. Esté desierto me permitirá guardar en el silencio de mi alma, cada lección que aprenda, cada señal que me guíe, cada palabra que me regale. Habrán noches de llanto, de rabia, de resentimiento, de ira; habrán noches en las que renegaré y querré alejarme, pero sé que cuando vea el primer brillo del día me daré cuenta que todo en la vida pasa mientras se tenga disposición para luchar aun a pesar del cansancio. Deberé repetirme "No te rindas, la meta es lejana , pero vale la pena luchar para poder llegar a ella..." Mi meta eres Tú, mi amor...mi amante perfecto, mi mejor amigo, mi padre, mi hermano, mi todo. Que no se me pierda en la cabeza y que retumbe en mi corazón que mientras te tenga a ti, todo valdrá la pena, porque no hay amor más grande que el tuyo.
Esta es mi primera noche en este desierto, noche nublada, algo turbia e infestada de sentimientos, emociones y pensamientos que espero se conviertan en oración. Que guarde Señor mis sentimientos en mi corazón y que no vaya por la vida regalándole a cualquiera este amor que solo debe ser para Ti, pues sólo Tu no fallas, sólo Tu no lastimas, sólo Tu estás...Mi primera noche en el desierto, añorando un amanecer contigo e intentando guardar energías para continuar éste camino.