sábado, 29 de marzo de 2014

EN UNA NOCHE DE MELANCOLÍA...

En una noche de melancolía, mientras me disponía a continuar el trabajo que realizaba, una tonada en la radio me transportó a un momento, a ese momento en que te amaba. 

En una noche de melancolía, el retumbar de la música en mis oídos hizo a mi corazón latir de nuevo, recordando aquellos momentos, las miradas, las sonrisas, los abrazos, las palabras, el brillo de mi rostro al verlo, el temblor de mi cuerpo al sentirlo cerca. 

En una noche de melancolía, mientras en la radio sonaba esa canción que hace mucho no escuchaba, esa canción que creía ya olvidada, mi mente viajó hasta aquellas largas conversaciones cómplices del insomnio compartido. 

En una noche de melancolía, mientras la melodía terminaba, recordé ese amor, ese sentimiento, ese dolor, ese sufrimiento. Recordé lo mucho que disfruté amarlo en la distancia impuesta, en la correcta forma que me implantó la sociedad para amarlo. Me pareció verme sentada en la cama, en esas largas noches en que solo la falta de sueño nos juntaba, llorando mientras mirando por la ventana rogaba por no amarlo más o por poder amarlo mejor. 

En una noche de melancolía, recordé o mejor aun confirmé, que el que ama una vez ama para toda la vida. El amor que tuve, es el mismo que aun tengo, pues cuando se ama como yo lo amo, ese amor no muere, se transforma en una forma distinta del mismo sentimiento, la intención puede cambiar pero la intensidad no. 

En una noche como cualquier otra noche, llegó la melancolía y se apoderó de la velada y sentada a mi lado me susurró al oído las palabras que usted decía, recordé su voz, el particular sonido de su risa, el cordial saludo y la dolorosa despedida. Lo sentí cerca, me pareció tenerlo conmigo - aunque nunca estuvo realmente a mi lado - me pareció que había vuelto y con usted llego también la certeza de que como esa tonada de la radio decía "Es que empiezo a pensar, que el amor verdadero es tan solo el primero. Y es que empiezo a sospechar que los demás son solo para olvidar" Olvido que evidentemente no ha llegado y que sé...nunca llegará. 

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