Cada vez que intento escribir sobre esto, pareciera que las palabras temen salir. Es como si supieran que una vez plasmadas o dichas no tendrán forma de regresar y claramente ellas prefieren la comodidad del corazón que la incomodidad de unos oídos cerrados que no les permitan entrar.
Quizás sea que mi conciencia no quiere admitir que todo lo que ha pasado es consecuencia de la serie de errores que he cometido; de esas malas decisiones que he tomado y que ahora finalmente están pasándome cuenta de cobro. Puede que no quiera aceptar la responsabilidad que tengo como causante de mi propia incomodidad, porque no es dolor, es una incomodidad que pesa, que logra inevitablemente cansarme.
Cansancio ese parece ser el sentimiento de moda, cansancio. Es agotamiento por verme de nuevo jugando bajo las reglas de alguien más, ignorando por completo los deseos de mi corazón y dejando de lado el sentido común que me grita desesperado que debo huir. Si vemos esto como consecuencia de una decisión propia ¿ A quien puedo culpar si no a mi?. Soy yo la artífice de mi propia intranquilidad, nadie más solo yo!!
Ya no quiero jugar más, ya no quiero temer más, ya no quiero dudar más. Solo quiero caminar a paso lento sin prisa, sabiéndome tranquila, en calma, disfrutando del silencio que me abraza y me mantiene cálida en medio del frío del caos. No quiero reglas distintas a las que construyamos juntos, no a las que se imponen; a las que sin mayor reserva acepto aun cuando no entiendo, sin saber, sin pensar, solo adoptándolas.
NO QUIERO MÁS DE ESTO!! NO MÁS!! El cansancio me clama descanso y mi alma agotada solo espera no perecer. No más amor vano, ni gestos de afecto falsos, no más repetir "te amo" sin entender la profundidad de lo que se dice. No más de esto!!
Asumiré con responsabilidad las consecuencias de mis actos. Mantendré los ojos abiertos y la mente en silencio para entender con claridad la lección que con esta situación la vida me da. Aprenderé de esto y continuaré mi caminar. No me detendré jamás, porque aunque me equivoque, aunque me resbale y caiga, siempre habrá algo por lo que continuar. A pesar de mi cansancio no me rindo; sólo detendré el paso, caminaré despacio y tomaré un respiro para poder seguir andando.
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