Tarde oscura ésta, en la que las nubes caprichosas decidieron tapar sin pedir permiso al sol. Y entonces juguetonas decidieron moverse de un lado para el otro, mecidas por el viento que complice aviva su juego y les pemite corretear libres en el lienzo gris del cielo. Oscuro se ve el mundo sin el brillo calido del sol; extrañamente a mi me genera calma, ver la ciudad tan estatica, tan inmovil, tan calmada. Es como si la gente entrará en un estado de letargo a causa del frío, como si no entendieran el milagro de ver la lluvia cayendo sobre los techos que resuenan sonoramente y que componen una sinfonía para acompañar esta tarde fría.
Hay menos gente en la calle, como consecuencia del frío y la lluvia. Es como si a la gente le incomodara sentir la suave caricia del sudor de las nubes que cansadas de correr decidieron quedarse quietas sobre la ciudad. Cae suavemente la llovizna que tierna cubre con un extraño brillo el rostro de quienes no se ocultan de ella. Que maravillosa oportunidad!!! oportunidad para pedir un abrazo a alguíen más; oportunidad para dar un beso distinto; oportunidad para sentir el calor humano que tanto despreciamos, pero que para superar el frío de un día como hoy es necesario. Es la oportunidad perfecta, para perderse en el cuerpo calido de quien se ama y arroparse con el aliento calido del amor. Ésta tarde es la oportunidad perfecta para escuchar en silencio las historias que se cuentan con cada gota que cae y llega tibia a los oidos.
Disfruto del silencio que hay cuando la lluvia logra opacar del todo el sonido del caos de la ciudad. Me siento en calma, escuchando la lluvia caer sobre los techos o chocando contra la ventana. Me agrada saber que cuando finalmente llegue ese que por tanto he esperado, las tardes de lluvia serán una excusa más para poder perderme sin querer encontrarme en sus labios; podré abrazarme a su cuerpo y compartir el calor que me hará falta para superar el frío. Esas serán después de encontrarlo mis tarde de lluvia. Con la lluvia arrullandome podré dormir en calma, escuchando la sinfonía que compone al caer sobre el techo y arropada en el calor de los brazos del amor.