Es otra tarde de esas en que se acaba el día y de alguna forma está junto a mi. La pantalla de un celular es la única forma que tengo - por ahora - de hacerla parte de mi vida, de sentirla cerca, de poder confirmar entre miradas, sonrisas y silencios que finalmente es mía, que tras multiples intentos llegó para quedarse y quiere estar junto a mi.
Horas de observarla en silencio cuando usted distraída no lo notaba, fue el paso necesario para arriesgarme y decirle un día tímidamente que me gustaba y sigue siendo hoy una acción en la que constantemente me pierdo cuando en silencio la veo y noto como en cada gesto, cada mirada, cada palabra me confirma que amarla se ha convertido en un arte que requiere gran dedicación, que exige maestría y de mucha paciencia, pero que por todo y con todo vale la pena.
Yo sé que nota - muchos más ahora que antes - como me gusta callarme para parecer invisible, mientras la observo e intento de alguna forma grabarme cada detalle que la hace usted y que yo amo tanto: la forma en que le cae el cabello sobre la cara, el como posa los dedos sobre sus labios cuando está pensando o el movimiento de sus manos mientras habla. Todo eso observo en silencio, cautivada por completo como un niño pequeño que ve el mundo por primera vez y con el amor de quien sabe que ha conocido a la persona con quien quiere pasar todo el resto de su vida.
Pensado en esto se me pasa el tiempo durante nuestro viaje virtual en carro. Mientras que usted remordida sigue pensando en como no funcionó el computador, en que no pudo enviar ese correo electrónico, yo sonriendo la miro y pienso: ¿Cómo es que se puede amar tanto a alguien? ¿Por qué temer en el fondo del alma perder a quién no se ha tenido?.
Sonriendo la miro y siento como en mi corazón una cosa esta clara: amarla es un trabajo exigente, es como un arte que se va aprendiendo hasta perfeccionarlo y por usted mujer cada noche aprendiendo, cada día repasando vale la pena, porque como he dicho antes "usted lo vale todo".
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