No puedo negar esta urgencia que me surge de tenerte cerca, pues solo tu has logrado apaciguar este monstruo interno que no quiere otra cosa que saciarse de la sangre y el dolor de quienes le rodean. Tú haz hecho que mi corazón lata de nuevo, que el letargo en el que me encontraba, dejará de ser rutina y se volviera un recuerdo de eso que por tanto tiempo odié ser. Haz visto lo que soy por dentro, conoces de mi todo aquello que no me gusta y aun así has decidido quedarte conmigo, lo cual inevitablemente me lleva a preguntar: ¿Por qué?. No entiendo muy bien este amor enfermo que sientes por mi, porque me resulta incomprensible que la luz sienta atracción por la oscuridad. Que habiendo cosas tan opuestas, seamos tan complementarios, tan compatibles.
Llevo siglos vagando por la tierra, he amado, odiado, matado y dado vida a muchas personas a lo largo de mi historia, pero a pesar de tu corto recorrido, haz logrado que en mi el calor de la ilusión vuelva. Que el frío cediera y me permitiera perderme en el calor de tus abrazos y lo dulce de tus besos. ¿Cómo es esto posible? ¿Cómo logras revivir lo que yacía muerto?. Confieso que no logro comprender del todo el misterio de tu corazón y aunque quiera temo cuestionar a profundidad sobre la naturaleza intacta de tu dulzura. Esa mezcla perfecta entre ingenuidad infantil y sabiduría añeja, es lo que me lleva a concluir que en todos mis siglos vividos, es la primera vez en la que mi corazón muerto tiene la ilusión de latir por quien a pesar de saberme ajena, perdida entre el tiempo y el espacio, decide salir a mi encuentro, haciéndome sentir en paz.
Tarde te conocí!! Tarde!!, el tiempo no nos permite estar juntos, porque yo llevo a cuestas el peso de mi camino, mientras que tu no haz visto el mundo aun. Mis experiencias condenarían a que desapareciera ese brillo que aun tienes y terminaríamos opacos tu y yo. Además no quiero convertirte en esto que soy, tu aun estas vivo y te queda aun mucho por vivir, yo en cambio encontré en esta medio vida mi destino hace mucho y como tal lo debo seguir. Por eso, sabiendo que esto será por tan solo un momento, te ruego: no te amarres a mi cuerpo, deja que lo que se vive se viva sin pensar en un futuro que no llegará. Ámame, pero no me necesites. Si te dejo no me extrañes, comprende que mi meta no esta, y que debo continuar mi búsqueda dejando esto atrás. Cuando me beses no sufras pensando en que estaré sintiendo y si tomas mi cuerpo, ten claro que no es más que eso, porque yo desde hace mucho soy incapaz de sentir amor.
Esta es una ilusión compartida, el resultado de un estado de sicosis colectiva, en el que a ti te gustaría que yo viviera tu vida y en el que yo tenga la sensación de estar viva cuando no. Pronto despertaras hastiado de mi presencia, abrazado a mi cuerpo preguntándote por cuanto más tiempo deberás seguir con esto. Te levantaras desgastado, cansado, vacío, odiándome por no haberte advertido y añorando el pasado en el que no estaba yo. A pesar de haber quitado de muchas personas el aliento de la vida, confieso que no soportaría ver como de a poco desgasto la luz que irradias, dejándote sin nada, medio muerto o medio vivo, pero ninguna de las dos completo. Por eso te ruego que ahora que vivimos este momento, no te ates a esos sentimientos y aunque te agradezco lo bello que has traído a mi vida, te ruego...tómame pero no me ames. Siénteme pero no te amarres. Quédate pero no me añores...vive tu vida mientras yo sigo extrañando la mía.